No existe una manera perfecta para lidiar con nada.
Uno puede aprender de las experiencias ajenas, o recibir consejos de gente que ha pasado por lo mismo pero jamás las experiencias personales serán exactamente iguales a las de las otras personas.
Es cierto que todos esos consejos y esas otras historias ayudan a calmar el montón de preguntas, dudas, temores y estupideces que pasan en nuestra cabeza.
Pero finalmente el proceso es nuestro, de nadie más.
Acomodarse a un nuevo país no es fácil, sobretodo porque al mismo tiempo que te adaptás a todo tu entorno, cambiás vos, cambia el mundo y te sumergís en el proceso de despedida de tu propia tierra...
Se trata, por lo menos para mí, de un proceso también de descubrimiento personal, de ejercitar la paciencia, la confianza y el amor.
Pero cuesta y uno se agota (esto no quiere decir que uno ya no quiera seguir más, simplemente es un confirmar lo que ya se sabía desde el principio: que no iba a ser fácil)
Pero también es cierto lo que me dijo una amiga muy sabia: si cruzás el océano es por algo grande, es por amor, es un apostar por el futuro. Y yo agrego que no es para irse a la mierda... y todo lo que viene y lo que tenemos vale la pena, lo estamos haciendo bien, estamos en el camino correcto.
Y caer en huecos de falta de fe, creo que es completamente normal.
Pero también creo que para salir de ellos uno tiene que poner un esfuerzo, aunque sea sacarse todas las ideas de la cabeza y ponerlas por escrito.
Luego, con la cabeza fría se puede analizar mejor el panorama y ver las opciones que hay. Normalmente la opción más viable que tenemos, es simplemente tener paciencia... (cómo me cuesta eso...)
En fin, es un camino largo, pero se puede caminar, y como yo hoy regreso a mis raíces radiofónicas, o videofónicas, les dejo a tod@s l@s que estamos en esa situación de adaptación a otro país este video, porque escogimos el camino largo y ya que lo escogimos pues A CAMINARLO!
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