Extraño Salamanca, salir por la Gran Vía, caminar por Calle la Compañía y tener que andar 20 minutos para llegar a la Facultad.
Los colores de la piedra de Villamayor, y las visiones de la Catedral, Rúa Mayor o la Plaza mayor, con toda la gente sentada en medio de un día corriente con suficiente buen clima como para quedarse un rato haciendo nada; todo esto todavía acompaña mi memoria, ojalá fueran verdades.
Extraño la seguridad que tenía, el caminar y caminar porque no sentía necesidad de agarrar un bus para ir a ningún lado que no fuera Aldehuela o El Tormes...
Extraño la gente que conocí allí, extraño tanto las horas que ni siquiera he sido capaz de terminar de desempacar o de cambiarle la hora europea a mi compu.
No quiero.
Si lo hiciera sería aceptar por completo que ya estoy aquí, y eso es algo que todavía no puedo hacer...
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