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sábado, mayo 08, 2010

regando matas

Se abre el grifo y coloco el recipiente. Espero a que llegue a la segunda rayita y detengo el agua.
En una ventana:una orquídea con 5 flores abiertas y 3 en camino, a la par una mata de culantro y otra de basílico, en la otra, una mata que se niega a albergar más bichos pero ellos insisten en reaparecer y mimetizarse con ella.
Es un proceso refrescante, en el que dejo que también mis ideas, mis estreses y mis preocupaciones fluyan y se conecten con el pedacito de tierra que tenemos en el apartamento.
Se trata de una necesidad de agarrarse a la tierra, de volver a lo que está aquí y permanece para no perderme en el laberinto de las posibilidades del próximo año... Estoy aquí, ahora, y riego las matas, la otra señal de vida en este apartamento fuera de nosotros y de los hongos que nos recuerdan que no estamos comiendo tanta fruta como debiéramos.
Tener tiempo para no olvidar las flores también significa que no tengo derecho a quejarme, todo se ha ido acomodando muy bien. Creo que se trata de no aguantar la tentación de querer complicarse la vida, aunque claro, la manera más fácil de camuflarlo es echándole la culpa al clima. ¿Quién quiere confesar que es el actor que interpreta a su principal enemigo?

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