Desde mi sitio al frente del azul, con pequeños tintes dorados, contemplo mi paréntesis...
Unas 3 barcas pequeñas se mecen con la tranquila marea y me quito las sandalias; el cangrejo a 1 metro de mí las quiere analizar.
La ciencia nada tiene que ver con mi tarde y con mi color rojizo; pero el sol si sabe y también la falta de bloqueador... (El mar se lo llevó hace horas y no he sentido la necesidad de otra capa)
De pronto, una sirena asoma su cabeza por encima del agua.
Escasos 5 metros nos separan y nos contemplamos mutuamente. Le sonrío y combruebo que ella también puede.
Ella me hace señas de que me acerque y yo le hago caso sin sandalias, sin vestido, sin pesos, sin pasado.
Es sólo un paréntesis dorado que encierra a una sirena y a una soñadora.
Intercambiamos sonrisas y entendemos el mundo con el color de los ojos (azul/amarillos de ella y cafés los míos)
Cada onda del mar nos permite comunicarnos y cada pez lo escribe entre corrientes con arena... Las dos teníamos cosas de qué liberarnos: ella del mar y yo de la tierra y su altura.
Sabíamos que era sólo un momento, el eterno paréntesis que estaba a punto de derrumbarse... Y por eso, juramos contar el encuentro de conchas y arena, de estrellas y rumbos, de una amistad extraña pero tan real como el paréntesis...
Ya no es dorado, se hizo plateado y se rompió: un bote para que yo regresara a tierra y un remo potente para que ella regresara a la estela de algún otro soñador, de algún necesitado de ilusiones saladas, de mar y paréntesis...
Y no fue un sueño, todo sucedió. Cada año, por esas fechas, una pequeña estrella plateada en la palma de mi mano se enciende y me deja escuchar el mar otra vez, con todo y su paréntesis dorado/plateado.
3 comentarios:
Me encanta tu nuevo formato!!!! bellos los "cometas" etc etc combina mejor con dimensión paralela... Exitos!!
verdad q si.. era hora de desahogarla... jejeje!
Prometo que la próxima vez que reme hacia el mar, te traeré un pedacito de él, para que también puedas sentir su brisa.
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