Pero fue un hecho... al día siguiente escuchamos los motores de los carros dirigirse al acantilado, tiramos los zapatos al agua, que ya estaba más cerca que antes y nos ocultamos a como pudimos debajo de una roca... F estaba con fiebre y yo no tenía donde enjuagar las vendas improvisadas.
No sé si lo creyeron, pero nos dejaron en paz y tuve que ver cómo bajaba el acantilado con F a rastras, daba pena verlo tan mal y él se sentía inútil...
Repudio la autocompasión, pero con esta no podía, lo dejé atrás y bajé a explorar, tenía que estar segura de que llegaríamos a algún lado si seguíamos bajando.
Conforme seguía avanzando el camino era más intransitable y me empecé a preocupar por F… lo había dejado sólo arriba hacía demasiado rato y con lo terco q era muy probablemente intentaría avanzar sólo… pero, justo en el momento en que me devolvía encontré algo parecido a una escalera entre la maleza.
Bajé, hasta donde pude, porque de repente ya no había montaña donde se apoyaba la escalera… era una especie de canal de unos 300 metros de largo, pero tenía una parte seca sin peligro de inundaciones en caso de que subiera la marea, así que subí por F.
Casi nos caemos un par de veces y las complicaciones con la escalera casi me hacen desistir, pero F insistió, aunque lo lastimara…
En ese canal o tunel, o como quieran llamarlo, básicamente nos echamos a morir, pero apareció comida un día, y el siguiente y el siguiente, y luego gente, que nos invitó a surfear... parecían no darse cuenta del peligro que había en otra parte de la isla...
Que equivocada que estaba. ¡Ellos fueron los que atacaron el pueblo y provocaron la escapada! ¡Y D estaba con ellos!
F se curó.
Va música, va fiesta, va surf... viene una ola y a los 3 nos arrastra la corriente... hacia el canal, que nos traga y así, desesperada por no saber que hay al otro lado y no saber si no nos ahogábamos, sonó el despertador.
¿Alguien quiere interpretarlo?
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