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sábado, mayo 09, 2009

Cuando la piel resulta un encierro

No hay ni un alma excepto la mía.
En el fondo: un rejunte de toda la ropa de invierno que en próximos días irá con rumbo a Alemania... lo mismo le pasará a los libros de 2 repisas arriba del rejunte.
La sensación de parar luego de estar a 1000 x hora durante varias semanas siempre ha sido espantosa, pero nunca creí que se intensificara tanto teniendo el piso para mí sola. Quiero que alguien se conecte, quiero que llegue la noche; necesito salir, la ansiedad no me deja convivir conmigo misma.
Además, vienen decisiones importantes y hoy no estoy de humor para tomarlas, aunque soy consciente que si las pospongo será peor... el problema es que resolver una de esas ya no se dio hoy y no por culpa mía.
Reciento la ausencia, reciento algunas escogencias de otros, seguro exploto en unas horas y no va a hacer hermoso porque tengo mucho que decir.

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