La tecnología es fría, excluyente, separatista. Puede convertirse en un elemento propenso al odio, víctima de las frustraciones externadas y la dicotomía soledad/compañía en el mundo globalizado.
Es un teclado eficiente, práctico que no pretende ser otra cosa más, pero podrían ser otras manos que rodean las tuyas y les dan calor al simple contacto.
Es una pantalla clara, sin problemas, brillante, que emite imágenes tan nítidamente como la calidad del emisor lo permite, pero podría ser ese ser humano al que queremos abrazar precisamente ahora sólo porque sí.
Es una conexión a la red de redes que funciona aceptablemente la mayoría de las veces, aunque me mata cuando se cae en medio del único momento del día que el lugar de la virtualidad pretende comunicarnos con otros... y por supuesto, besar a una cámara es ridículo y no te devuelve ese beso que te quieren dar tampoco.
Y sin embargo, sin tecnología no seríamos...
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