El tacto humano tiene una resolución espacial de 40 micras y los sensores actuales, por el momento, han logrado milímetros, pero ya lo imitan.
El invento es una delgada película electroluminiscente que responde a la presión de los dedos, luego la luz es capturada por una cámara espacial.
Además de imitar el tacto, la película se puede usar más de una vez. La idea es que pueda ser utilizada en operaciones de cáncer.
De alguna u otra manera nos acercamos a una realidad robótica similar a la que se nos presenta en la película Bicentennial Man
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