Buscar

miércoles, marzo 30, 2011

Búsqueda

Muchas noches y muchas horas entre océanos habían pasado, desde la última vez que se colocó frente al armario y no encontró nada que ponerse.
Esta vez, como aquella última, los colores no eran reales y las texturas quemaban la piel...
No había allí consuelo, valentía, motivación o un simple abrazo. Nada, estaba totalmente vacío.
Por eso salió a la calle desnudo a ver si encontraba algo de lo buscaba afuera.
Pero la gente no lo entendió.
Abrió un par de veces los brazos frente a un grupo de gente, a ver si alguien le daba un abrazo, pero todos lo vieron con cara de desaprobación y se tapaban los ojos, no fuera a ser que en algún momento saltara la erección, y frente a eso ¿cómo reaccionar?
Luego se paseo frente a las tiendas y buscó hacia adentro, quien le devolviera, aunque fuera con la mirada, una sonrisa, pero la gente decidió ignorarlo... Sin ropa no carga dinero, sin dinero no puede comprar, ¿acaso es importante?
Pero la espera valió la pena.
Hacía frío desde que había salido de casa; 3 horas después y por 30 segundos recibió un trocito de sol sobre el rostro. Así que cerró los ojos e imaginó el silencio.
En ese momento sintió algo que estaba en contacto con la piel de una de sus piernas y descubrió que también era piel... Abrió los ojos y vió un niño de unos 2 años que lo veía con curiosidad y le reía. Él le rió de vuelta y le acarició la cabeza desnuda...
Ya para ese momento no fueron importantes los gritos de la gente -especialmente de los padres-, o que llegara la policía y se lo llevaran por faltas a la moral o desorden público.
Le dieron una ropa gris horrible y una manta para que pasara la noche en la cárcel. Nadie envidiaría su ropa, pero probablemente su estado. Porque él durmió como nunca antes en su vida había dormido.